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Mostrando entradas de agosto, 2012

Paul Auster: Leviatán (3 y último)

Leviatán teje un misterio lleno de trampas, planteando la imposibilidad de hacer una única interpretación sobre la transformación de Ben desde la literatura comprometida y el periodismo crítico al activismo ponedor de bombas. Ni siquiera hay un proceso lineal, aunque la misma novela sea el intento de reconstrucción de varias biografías entrelazadas: Capítulo 3 y llegada de Reagan al poder en USA. Benjamin Sachs, dedicado a escribir artículos de crítica cultural, ve su posición en el campo cultural amenazada: pierde atención del público y, poco a poco, la seguridad en sí mismo, la energía. Se le descargan las pilas, diría Randall Collins. "Es difícil calcular la medida exacta de la decepción de Sachs", comenta Peter Aaron, el cronista, quien intenta reactivarlo, insertarlo de nuevo en la red, hacerle "recobrar su autoestima" ante los lamentos de aquel: "Toda mi vida ha sido un desperdicio, una estúpida bromita, una lamentable cadena de pequeños fraca

Paul Auster: Leviatán (II)

¿Quién es el monstruo que da título a la novela? 1990. Estalla una bomba, hay un muerto. El FBI investiga la identidad y actividades del supuesto terrorista. Peter Aaron decide contar la vida del fallecido, dar su versión de los hechos para evitar las falsedades y verdades a medias del relato oficial. Leviatán es una novela sobre dos escritores: Peter Aaron (alter ego de Paul Auster) y su amigo Benjamin Sachs, encarcelado por eludir el servicio militar en Vietnam, escritor de novelas que deja la literatura de ficción para hacerse crítico cultural y después, en la era Reagan, terrorista-demoledor de réplicas de la Estatua de la libertad. Peter es el escritor puro. Por tanto, una novela sobre dos formas de ver y vivir la literatura, aunque el habitus de los tipos sea compartido, igual que el de sus compañeras (Fanny, casada con Ben, que trabaja en un museo; Delia, traductora, e Iris, doctora en Charles Dickens y sucesivas esposas de Peter). Todo en esta novela, o cas

Paul Auster: Leviatán (I)

Puesto que quien escribe esto trabaja de profesor de literatura (española, peninsular) en el extranjero, debería, automáticamente, hacer dos cosas: primero, no decir que lo es y presentar la lectura como las reflexiones de alguien en voz alta. Segundo, plantear preguntas chorras sobre el sentido de la novela y de la literatura, o bobadas como "¿cuál es el secreto de una novela?", o bien, "¿cuál es el secreto de esta novela?". Hay una novela real y una novela teórica. Las disquisiciones sobre ellas a veces pueden ser algo patéticas: es inútil querer reducir una novela (o la obra de un autor) a la suma y sigue de un relato inconsciente de los traumas individuales, la novela familiar freudiana y la propia posición en el campo, aunque algo haya o pueda haber. Es imposible no sólo conocer las pulsiones que se anudan a la narración, sino dar cuenta de ellas y, aunque se supieran, demostrar que son siquiera el esqueleto del relato literario. Más imposible aún es